La celebración de la cabalgata de Reyes en el distrito madrileño de Chamartín se ha visto empañada por una polémica elección de casting que ha despertado justificar indignación. En un movimiento insensible y cuestionable, el Ayuntamiento ha optado por contratar a un actor blanco para representar a Baltasar en vídeos destinados a los niños de la ciudad. Una realidad multicultural rica como la de Madrid se ha visto así confrontada con un marcado revés en términos de sensibilidad racial.
Un gesto insensible y desfasado: la utilización de “blackface” en Madrid
El Ayuntamiento ha justificado su decisión alegando que la disponibilidad del actor blanco fue determinante en su elección. Sin embargo, esta explicación no atenúa el impacto que un acto de este tipo puede tener en una sociedad diversa y multicultural. El uso del “blackface”, una práctica ampliamente condenada y repudiada, es un claro ejemplo de lo que no se debe hacer en términos de representación y respeto hacia las minorías étnicas.
El Ayuntamiento debe asumir la responsabilidad de su decisión y actuar de manera rápida y efectiva para remediarla. Las disculpas y las rectificaciones son necesarias, pero también acciones concretas para evitar que hechos así se repitan. Es imprescindible que los responsables de eventos y celebraciones públicas estén adecuadamente formados en cuanto a la conciencia racial y la importancia de la diversidad.
Todo error tiene oportunidad de corrección
La lucha contra el racismo y la discriminación racial es algo que incumbe a toda la sociedad. Este incidente debe servir como una llamada a la acción para instar al Ayuntamiento de Madrid a hacer frente a estos problemas con seriedad y compromiso. La igualdad y la justicia deben ser la norma, y cualquier acto que socave estos valores debe ser condenado y corregido.
El «blackface» y su fatídica historia
El “blackface” se originó en el siglo XIX en los Estados Unidos y se ha utilizado a lo largo de la historia en diversas formas de entretenimiento, a menudo de manera perjudicial y discriminatoria. La utilización de “blackface” en la actualidad no solo es una falta de respeto a las comunidades negras, sino que también refleja una falta de entendimiento o descuido respecto a las realidades y experiencias raciales.
En resumen, las acciones como las que se dieron lugar en Chamartín son inaceptables y deben ser abordadas con la gravedad que merecen. Es hora de que el Ayuntamiento de Madrid tome la responsabilidad necesaria y lidera el camino hacia una sociedad más inclusiva y respetuosa.
Foto: www.change.org