Artículo original publicado en: Contrainformacion.es
Entre su padre, su cuñado y sus sobrinos, Felipe VI tiene suficiente drama para llenar varias temporadas de una serie de Netflix.
La dinastía Borbónica, que ha capitaneado, arrastrando polémicas y sin que nadie los eligiese para ello, la Jefatura de Estado en España desde 1714 (excepto en los periodos republicanos), ha sido testigo de conflictos internos y desacuerdos políticos. Fue el caso de Carlos IV y Fernando VII en el amanecer del siglo XIX, Isabel II y Alfonso XII después de la primera experiencia republicana, Juan de Borbón y Juan Carlos I durante el Franquismo, y ahora entre el rey emérito y Felipe VI. Podríamos decir que es casi una tradición dinástica de los Borbones: distanciarse políticamente del padre para salvaguardar el trono para la familia. Ahora parece que el palacio real podría usar un poco de drama para mantener las cosas interesantes. Después de todo, ¿qué es una monarquía sin un poco de intriga de palacio?
EL RETORNO DE JUAN CARLOS I
El regreso de Juan Carlos I a Sanxenxo no pasó desapercibido, fue recibido con aplausos del PP y un menú de mariscos. Oficialmente, el actual rey, Felipe VI, ha roto todas las relaciones con su padre. Juan Carlos I abdicó en 2014 debido a la brecha que se había creado entre la monarquía y la sociedad, en gran parte causada por una serie de estipendios y escándalos que marcaron el final de su reinado. La caza de lujo en Botsuana y la revelación de una amante, Corinna Larsen, fueron algunos de los momentos más críticos de su reinado.
El rey Felipe VI ha dejado claro públicamente su distancia con su padre. Cuando se le preguntó sobre las actividades de Juan Carlos I, la respuesta de la Zarzuela fue clara: “Nosotros no comentamos nada relacionado con Su Majestad el Rey don Juan Carlos. Nada”. Se mostraron particularmente indiferentes durante la reciente visita del rey emérito a España, donde asistió brevemente a un evento de vela en Sanxenxo.
NOTABLES DIFERENCIAS ENTRE LAS VISITAS
Comparando la visita de Juan Carlos de Borbón a España después de su exilio en Abu Dabi hace un año y su visita reciente, las diferencias son notables. La primera visita provocó un revuelo mediático que dejó en shock a la Zarzuela. La prensa siguió de cerca los movimientos del exmonarca, quien dejó una frase lapidaria que resumía su reinado cuando la prensa presente le preguntó por sus irregularidades fiscales y los escándalos que sacudieron el final de su mandato y el inicio del de su heredero. “¿Explicaciones de qué?”, dijo, ufano.
En el último año, se sabe que Felipe VI y su predecesor en el trono solo se han visto dos veces, y ambas en funerales reales. La primera, tras la muerte de Isabel II de Reino Unido, con quien los Borbones tienen una lejana vinculación consanguínea. La foto de los dos reyes vivos de España, juntos, fue un hito notable.
La segunda ocasión fue durante el funeral de Constantino de Grecia, hermano de Sofía y, por lo tanto, cuñado de Juan Carlos I y tío de Felipe VI. En ambos casos, la presencia de Juan Carlos I parecía más una cortesía hacia las familias reales fallecidas que un gesto de reconciliación con su hijo. Por supuesto, todo esto es de cara al público
A pesar de los rumores que han surgido en los últimos meses sobre una posible reconciliación entre padre e hijo, la realidad es que parece bastante improbable, al menos públicamente. Los escándalos que rodearon al rey emérito y la necesidad de Felipe VI de mantener la imagen de la monarquía intacta, hacen que esta reconciliación sea prácticamente imposible en términos públicos.
EL LEGADO DE JUAN CARLOS I
Juan Carlos I dejó un legado complicado. Por un lado, fue el monarca que guió a España en la transición a la democracia después de la muerte de Franco en 1975. Su papel en el golpe de estado de 1981, cuando pronunció un discurso televisado para apoyar la democracia y desacreditar a los golpistas, es ampliamente reconocido. Sin embargo, los escándalos de corrupción y su estilo de vida extravagante han empañado su imagen.
¿QUÉ SIGUE PARA LA MONARQUÍA ESPAÑOLA?
El futuro de la monarquía española es incierto. A pesar de los esfuerzos de Felipe VI por distanciarse de los escándalos de su padre y presentar una imagen de monarquía moderna y transparente, la institución ha sufrido daños considerables. El debate sobre la utilidad y relevancia de la monarquía en la España moderna es cada vez más frecuente, y la presión por un cambio constitucional sigue creciendo. Somos muchos los que pedimos un referéndum para poder decidir qué modelo de Estado queremos.