Artículo original publicado en: Contrainformacion.es
Las políticas de inmigración, la indiferencia y la inacción cobran un alto precio en vidas humanas
Una tragedia se cierne sobre el Mediterráneo. En las últimas horas, más de setenta personas han encontrado la muerte en las aguas griegas, al zozobrar el barco de pesca en el que se hacinaban. El número de fallecidos es probable que ascienda, y el corazón se encoge al pensar en las vidas truncadas en busca de un futuro mejor.
Los supervivientes cuentan que a bordo se apretujaban entre 500 y 700 almas, en su mayoría de Afganistán y Pakistán. No solo hombres, también mujeres y niños que fueron tragados por las olas. La ayuda de paramédicos y Cruz Roja resultó imprescindible, pero la tragedia pudo haber sido evitada.
Es necesario crear vías seguras de entrada para quienes huyen de la pobreza y la guerra
Esta catástrofe no es un hecho aislado, sino parte de un drama humano que se reproduce en las costas europeas. Las políticas de inmigración, la indiferencia y la inacción cobran un alto precio en vidas humanas.
Es hora de preguntarnos: ¿Cuántas vidas más se perderán antes de que los gobiernos y la comunidad internacional tomen medidas efectivas?
Helena Maleno Garzón, conocida defensora de los derechos humanos, denunció a través de Twitter una masacre aún más impactante: “MASACRE Grecia deja morir a cientos de personas en un barco que se hundía frente a sus costas. Pasaron más de quince horas pidiendo auxilio, y sólo un centenar de supervivientes, de un total de setecientas cincuenta personas, sobrevivieron al naufragio.”
POLÍTICAS Y ACTITUDES
¿Qué está haciendo Europa para prevenir estas tragedias? Las políticas fronterizas, así como la vigilancia costera y los procedimientos de asilo, necesitan una revisión urgente. La respuesta no puede ser un enfoque insensible y miope que solo considere la seguridad y la economía.
Grecia ha sido señalada por sus prácticas de expulsión, que desafían la legislación internacional. Un vídeo difundido recientemente muestra cómo los refugiados eran forzados a subir a un barco de la guardia costera griega y abandonados en el mar, donde fueron rescatados por la guardia turca. Este enfoque no solo es inhumano, sino que también socava la integridad y los valores que Europa pretende representar.
Es imperativo que las naciones europeas y las organizaciones internacionales unan fuerzas para crear vías seguras de entrada para quienes huyen de la pobreza y la guerra. Esto implica no solo abordar los problemas inmediatos en las fronteras, sino también enfrentar las causas fundamentales de la migración, como la inestabilidad política, la desigualdad económica y el cambio climático.
Las palabras y los actos de solidaridad son poderosos. Cada voz cuenta en la lucha por la justicia y la dignidad humana. Este trágico naufragio no debe ser olvidado, debe ser un catalizador para un cambio positivo y significativo en la política migratoria y en la defensa de los derechos humanos.