El panorama político en Argentina ha dado un giro de 180 grados con el reciente ascenso al poder de Javier Milei. El presidente argentino ha encendido la motosierra para despedirse de numerosas leyes de protección social y económica, desarrollando una agenda neoliberal agresiva que ha agitado a los sectores más progresistas del país sudamericano.
Adiós a los derechos laborales
Con un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), Milei ha eliminado diversas protecciones laborales existentes. De igual modo, ha olvidado el medio ambiente introduciendo la posibilidad de explotar minerales en zonas previamente protegidas. Mientras, las protestas de los sindicatos siguieron sin pausa.
Liberalización radical
La estrategia principal del presidente radica en transformar la economía nacional en un sistema de mercado libre, lo que implica eliminar gran parte del control del Estado sobre la administración económica y financiera. Esto ha llevado a la retirada de diversas restricciones en el comercio y en las ventas, dejando la oferta y la demanda del mercado como órgano regulador de facto.
Represión de las protestas
Por otra parte, Milei no olvidó crear mecanismos para la eventual resistencia contra sus políticas. A tal efecto, ha establecido un fuerte cordón de control para los diputados, especialmente los de la oposición. Además, restringió enormemente el derecho de manifestación, las sanciones aplicables aumentan radicalmente si las órdenes de la autoridad son rechazadas.
Protección casi nula para los trabajadores
Por último, el equipo del presidente no ha tenido ningún escrúpulo a la hora de favorecer a la clase banquera y al capital, mientras que los trabajadores se ven desprovistos de cualquier forma de protección legal. Las cotizaciones sociales han descendido drásticamente, actualmente no se multa la evasión fiscal hasta 100.000 dólares y las sanciones resultantes del incumplimiento de diversas normas, como la no declaración de los trabajadores del servicio doméstico, se han suavizado considerablemente.
De esta forma, Javier Milei ha sentado las bases para un cambio radical de los valores fundacionales de la sociedad argentina, un movimiento que ha hecho saltar las alarmas entre los observadores políticos y ha desatado una ola de resistencia entre los sectores más progresistas del país.
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