El mercado de alquiler actual se ve marcado por una notable brecha entre aquellos que rentan sus viviendas y quienes viven en condición de arrendatarios. Según un reciente estudio titulado “El Mercado del alquiler. Fuente de desigualdad”, llevado a cabo por el Grupo de Estudios Críticos Urbanos, esta diferencia de ingresos pone en evidencia las desigualdades existentes dentro del sector inmobiliario.
Desigualdad de renta entre caseros e inquilinos
La investigación destaca que existe una “generación inquilina” que, en su mayoría, proviene de estratos económicos bajos. Dicha situación, exacerbada por los altos costos de los alquileres, lleva a estos inquilinos hacia una mayor vulnerabilidad y precarización. Por otro lado, la “generación de caseros” se identifica primordialmente con los segmentos de ingresos más elevados de la población, beneficiándose adicionalmente de la transferencia de rentas que se realiza desde los inquilinos hacia ellos.
Análisis de ingresos anuales
Los datos recabados en el análisis, que cruza información de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, los informes de la Agencia Tributaria y la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España, reflejan que los hogares que arriendan poseen una renta mediana bruta anual situada entre 50.604 y 56.473 euros. Mientras tanto, los hogares inquilinos presentan ingresos medianos brutos anuales que oscilan entre 19.758 y 26.288 euros. Este contraste de rentas también es notorio en comparación con hogares que, siendo propietarios de sus viviendas, no las ponen en alquiler, quienes obtienen rentas medianas entre 30.000 y 36.413 euros.
La desigualdad persiste aun sin ingresos por alquiler
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es la persistencia de la desigualdad incluso en el escenario hipotético de que los caseros no recibieran ingresos por concepto de alquiler. En este caso, la renta mediana de los hogares arrendadores seguiría siendo entre 1,82 y 2,13 veces superior a la de los inquilinos. Esto demuestra el rol del mercado de alquiler como un agente amplificador y perpetuador de la desigualdad socioeconómica.
Propuestas para mitigar la desigualdad
Ante esta situación, los autores sugieren la adopción de medidas que aborden directamente el problema de la desigualdad derivada del alquiler. Entre las propuestas mencionadas se encuentran la implementación de índices de control de alquileres más ajustados a la realidad de los salarios y no meramente a los precios de mercado, considerando variables como la renta mediana de zonas específicas, el tipo de vivienda, su antigüedad y los servicios que ofrece.
Estas acciones buscan no solamente frenar la escalada de precios de los alquileres sino también reequilibrar una situación que se destaca por su severa desigualdad social, en aras de garantizar que las condiciones residenciales de los inquilinos puedan satisfacer sus necesidades básicas sin comprometer su estabilidad económica. Este enfoque integral es crucial para cerrar la brecha social en uno de los sectores más críticos para el bienestar de las personas.
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