A través de una propuesta iniciada por los Comuns, el Ayuntamiento de Barcelona ha adoptado una postura firme contra la extrema derecha con la aprobación de un ‘cordón sanitario’ para Vox. Los partidos han acordado evitar cualquier apoyo a las iniciativas de este partido, con el objetivo de frenar la propagación de discursos de odio.
El pacto, que se aprobó con la oposición de Vox y el PP, convierte a la corporación local en una entidad “libre de discursos de odio donde el racismo y los prejuicios de cualquier tipo no tienen cabida”. Su propósito concreto es el aislamiento de los partidos de extrema derecha en las juntas de distrito, las comisiones plenarias y futuras comisiones de investigación.
Jessica González, concejala de Barcelona en Comú, defendió la decisión y lamentó que “desafortunadamente el PP ha decidido no unirse a nosotros”. Insistió en que el acuerdo fue diseñado con el objetivo de “impedir que los discursos de odio, que discriminan contra los migrantes y el colectivo LGTBI, se difundan en nuestras instituciones”.
El partido de extrema derecha se defendió argumentando que este tipo de iniciativas solo sirven para señalarlos. Sin embargo, la vicealcaldesa Maria Eugènia Gay recondó que “el discurso de odio es una amenaza para los valores democráticos”.
En paralelo al cordón sanitario, se ha realizado un cambio en las normas que permite que las declaraciones institucionales, que anteriormente requerían unanimidad, ahora necesiten únicamente el apoyo de una minoría cualificada. Esto supone un avance significativo, ya que Vox ha vetado declaraciones institucionales independientemente de su contenido en el pasado.
Finalmente, el acuerdo prevé la aplicación del Código Ético y de conducta del Ayuntamiento de Barcelona, el Reglamento Orgánico Municipal y las Normas Reguladoras de los Distritos. La idea es asegurar que las políticas municipales estén protegidas de discursos de odio y discriminaciones de todo tipo.
Foto: www.elperiodico.com