Joel y la masculinidad tóxica; la figura del hombre herido.
Hace poco ha salido el “esperado” (hay gente que diría que innecesario) remake de The Last of Us (ahora The Last of us part 1), un juego de culto de Ps3 que fue increíblemente venerado en su día. Su personaje principal, Joel, fue muy alabado por su profundidad y su relación con Ellie, que hace el papel de hija adoptada y que viene a reparar el agujero que deja en Joel la muerte de su hija al principio del juego. Podríamos quedarnos con esto, y mucha gente se quedó aquí, pero estaríamos obviando el mapa completo y el significado que Part 1 tiene en el nombre del remake. No es posible entender TLoU sin entender ambos juegos como un todo, la segunda parte resignifica la primera y da validez a una narrativa oculta dentro de la misma: Joel NO es el bueno de la película, no es ni siquiera una buena persona y difícilmente se le podría considerar un buen padre.
Jugar a un videojuego no es como ver una película, la interactividad supone una ruptura entre la realidad y la ficción que nos lleva a sentirnos más propensos a identificarnos con las problemáticas de los personajes, o empatizar con su situación. Esto también sucede al contrario con los enemigos a los que debes derrotar, en tanto que para sentirte cómodo necesitas significarlos como los “malos” y, por ello, sus muertes no tienen valor narrativo ni emocional, son solo obstáculos en el camino. Esta es una idea sobre la que profundizaremos al hablar de la segunda parte (aquí solo abarcaremos la primera, y sí, voy a spoilear toda la trama), pero nos sirve para entender una idea; y es que todos queremos ser el bueno de nuestra propia historia.
Antes de entrar en materia, vamos a hacer una pequeña introducción a la trama del juego y sus personajes principales. La historia empieza al estallar una pandemia mundial debida a un hongo que convierte a las personas en una especie de zombis. Joel, el protagonista de esta historia, se nos presenta como un padre soltero cuya hija, Sarah muere durante este primer estallido mientras intentaban huir del caos. Un militar les da el alto y acaba disparando contra ellos, matando a su hija, pero él consigue sobrevivir gracias a la ayuda de su hermano Tommy. Saltamos 20 años al futuro y Joel se ha convertido en un contrabandista en Boston que se dedica al tráfico de armas. Este es contratado por los Luciérnagas, un grupo de liberación que quiere acabar con la opresión militar dentro de las ciudades amuralladas (que protegen a los supervivientes de la infección) y encontrar una cura. Su objetivo es llevar hasta un laboratorio secreto de investigación en la otra punta de EEUU a Ellie, una adolescente de 14 años (edad cercana a la de su hija al morir), y la única persona inmune del mundo; su pago: armas.
Ese sería más o menos la sinopsis del juego, y entonces volvamos a la pregunta: si Joel no es el bueno en esta historia, ¿qué es? Joel es el hombre herido, y esto no es una cuestión menor, es un hombre que se define y se justifica, haga lo que haga, por sus heridas. Es un contrabandista que solo trabaja en su propio beneficio, te lo presentan así desde el principio; pero claro, le has visto perder a su hija hace unos segundos y ves normal que esté traumatizado. Toda la trama, todo el desarrollo de personaje y la actitud de Joel ante las diferentes circunstancias que se van encontrando se estructuran basándose en esta idea. Le ves hacer algo horrible y luego lo justificas por su dolor o por su contexto.
Joel representa todo lo que la masculinidad hegemónica venera, es un hombre independiente, capaz de sostenerse económicamente a sí mismo y a sus allegados, fuerte, duro (emocionalmente reprimido) y protector; especialmente protector. Es este último adjetivo el que define su relación con Ellie y su rol de “padre”. Este rol, impuesto por las circunstancias, pretende ser una salvación milagrosa para las heridas que arrastra, una forma de volver a un estado previo y reparar aquel gran error que cometió en su día, no ser capaz de proteger a su familia. Como hombre heteronormativo, falló en su único cometido, permitió que muriera su hija. No podría haberlo impedido ni es culpa suya, pero perderla ante sus ojos implicó no solo la muerte de la persona que más quería, sino que a la vez perdió su masculinidad y su orgullo como padre. Ellie le da la oportunidad de reparar ese error, de demostrarse a sí mismo que es capaz de salvar a la que poco a poco se ha acabado convirtiendo en su hija adoptiva y poder sentirse así completo de nuevo. Sin embargo, ¿qué es lo que no hace? Nunca habla de Sarah, jamás le dice a Ellie por qué la empieza a tratar como a su hija, ni le pregunta qué opina o qué quiere, solo establece normas y prohibiciones y sigue su camino sin afrontar en ningún momento lo que la situación implica para él o para ella. Es egoísta y emocionalmente inaccesible al afrontar su trauma y esto se manifiesta en multitud de ocasiones durante la trama del juego.
Sería fácil irnos al final del juego directamente y hablar de la decisión final de Joel, como epítome de todo esto, pero paremos primero en algunas escenas que ya nos van dando pinceladas de los rasgos que definen a Joel y la verdadera naturaleza de su paternidad. El primer asesinato de Ellie, para salvar a Joel de un bandido, podría haber sido un momento de empatía y reflexión, sin embargo, la realidad es muy diferente. Hasta ese momento él ha matado a infinidad de ellos sin sentir ningún tipo de emoción, considerándolos como meros obstáculos, pero para Ellie es la primera vez y comprende al instante que su decisión ha interrumpido la vida de una persona. “Estoy mal”, esas son las primeras palabras que salen de su boca, pero Joel no se para a hablar con ella, le señala que tenga cuidado que le podría haber dado a él y rápidamente vuelve a la acción. Aquí la interactividad del videojuego presenta un momento magistral, y es que para continuar requieres de subir una pared: Pulsa TRIÁNGULO e impulsa a Ellie para saltar, lo pulsas (como 20 veces antes de ese momento) y ella esta vez no viene; está sentada, pensando en lo que acaba de hacer, asumiéndolo. Esta es la segunda oportunidad de Joel para hablar con ella, pero no, su preocupación por Ellie se ve opacada por su incapacidad para expresar o compartir emociones. Ni en un momento así muestra amor o comprensión, no deja de ser una mera sustituta de su deber como padre, solo se debe a su protección, nada más.
El viaje es largo y tras meses de camino y un reencuentro con su hermano Tommy, por fin se afronta la verdad: “Yo no soy ella”. Ellie sabe lo que ha estado pasando, la cuñada de Joel le habla de Sarah, entiende que él la ha usado de reemplazo de su propia hija, y lo confronta. Él ha querido abandonarla, el miedo que siente a volver a fallar le hace intentar pasar esa carga a su hermano, pero ella le confiesa que le quiere, que le aprecia. Para ella su relación no se define por la relación previa de Joel con su hija, él significa algo de verdad para ella y con esto nos da la primera pincelada de la posible redención futura de Joel. Decide acompañarla hasta el destino final, pero, aun así, esto es un mero espejismo, apenas un primer paso para empezar a afrontar su miedo y sus heridas, que siguen tremendamente vigentes, como comprobaremos poco después. Apenas unos días después le hieren y queda durante semanas incapacitado, mientras Ellie ha de afrontar los peligros de ese mundo sola y es secuestrada por un grupo de caníbales cuyo líder intenta además abusar de ella. Se despierta por fin, ella no está y sus mayores miedos se han hecho realidad; así que vuelve a la espiral de violencia. Es en este momento que muestra su lado más inhumano, en una escena de tortura bastante cruda que acaba con la ejecución de los dos hombres a los que interrogaba como si no valiesen nada, como basura desechable. Y claro, lo justificamos, porque Ellie está en peligro, pero él ya tenía la información, la ejecución es meramente una expresión de su control.
Al final consigue salvarla, y llegan al laboratorio, por fin ha conseguido su objetivo; la ha protegido hasta el final de su viaje, pero para salvar al mundo del hongo necesitan su cerebro infectado, ha de morir para que la humanidad se salve. Ella, que ha llegado inconsciente y después de salvarla ha pasado directamente a la sala de operaciones, no sabe esto, no tiene un momento de reflexión para decidir si quiere o no quiere dar su vida por la humanidad. Joel lo descubre y él sí tiene clara su decisión, no le importa lo que Ellie quiera o lo que sea mejor, no puede dejarla morir. Mata a absolutamente todos los que se interponen en su camino, incluido el doctor que va a operarla y que no suponía ninguna amenaza real, y la saca de allí. Justo antes de salir le para la mujer que le contrató al inicio y vuelve a confrontarle con su propio egoísmo: “ella querría esto, y tú lo sabes”. Sin duda lo sabe, pero como llevo diciendo durante todo este tiempo, él no es un padre cuidador, cariñoso, comprensivo; él es un hombre herido y cuya única motivación y razón de ser son los miedos que no puede asumir (pues supondrían aceptar su debilitada masculinidad). Por eso, cuando todo acaba y Ellie pregunta que ha pasado, miente. No hay cura, volvamos a casa. La sombra de la sospecha aparece en el rostro de Ellie y acepta la explicación, duda de él, pero ya llegará el momento de aclarar las cosas. La historia ha terminado por ahora.
Llegados a este punto solo queda sentenciar esto con una frase que resumiría qué implica el personaje de Joel para toda esta historia en the last of us part 1: El mundo está condenado, y ha sido la frágil masculinidad de un solo hombre la que ha llevado a la perdición de todos.
Ojalá Joel hubiera afrontado sus miedos y hubiera sabido dejar ir su papel de protector a toda costa, pero el rol de género que asumió y la forma de afrontar el trauma asociada al mismo ha llevado a este final. ¿Queda aun así espacio para la redención? ¿En otras circunstancias podría tener una relación sana con Ellie? Ya ha habido momentos de esperanza, quizá es tarde para salvar la humanidad, pero no para salvarse a sí mismo, lo veremos al hablar de la segunda parte.