Artículo original publicado en: Contrainformacion.es
En la tercera jornada de su encarcelamiento, Daniel Sancho, el supuesto asesino de Edwin Arrieta, se encuentra en prisión preventiva y aislado en un módulo de enfermería debido a la cuarentena por COVID-19.
Este joven español se halla en la misma isla tailandesa, Koh Pha Ngan, donde hace diez días se desencadenaron los trágicos eventos que culminaron en la muerte del cirujano plástico colombiano. Sin embargo, su situación se complica aún más, ya que la policía tailandesa ha anunciado que le acusarán de homicidio premeditado.
El ingreso de Sancho se ha efectuado en la prisión de Koh Samui District, donde comparte espacio con aproximadamente 700 reclusos que visten uniformes azules o naranjas de cuello barco y duermen en colchones en el suelo, en celdas que apenas superan los 4,5 metros cuadrados.
El único contacto que Sancho puede tener actualmente en su idioma es con su abogado, Khun Anan, un especialista en casos de extranjeros encarcelados en la isla. A través del Bangkok Post, han trascendido nuevos detalles de la declaración del joven ante las autoridades tailandesas, arrojando luz sobre la relación que mantenía con la víctima.
Según su testimonio, habría mantenido una relación esporádica con el colombiano durante un año, conociéndolo a través de Instagram. Cuando decidió poner fin a la relación, Sancho afirma que Arrieta lo amenazó con divulgar imágenes de naturaleza sexual de ambos, con la intención de perjudicar la imagen pública de su familia. Desesperado por esta situación, Daniel habría planeado el asesinato durante sus vacaciones en Tailandia.
La fatalidad se produjo en una habitación de hotel en la playa de Hat Salat, donde, según la versión de Sancho, una discusión llevó a un golpe accidental que provocó la muerte de Arrieta al caer y golpearse en la cabeza en la bañera. Sancho alega que, cegado por la ira, le propinó un puñetazo que hizo que Edwin cayera y perdiera el conocimiento tras el impacto.
Tras el incidente, Sancho esperó aproximadamente una hora antes de decidirse a deshacerse del cuerpo, desmembrándolo en 14 partes con cuchillos y una sierra. Distribuyó los restos en bolsas de basura y una bolsa de viaje, que posteriormente esparció por diferentes puntos de la isla, incluyendo un vertedero y el mar.
Tras deshacerse del cadáver, Sancho regresó al hotel para limpiar la escena, aunque sus esfuerzos no lograron eliminar todos los rastros. Tras pasar la noche limpiando, dejó el hotel a las 9 de la mañana del jueves 3 de agosto. Luego, asistió a una fiesta de la Luna Llena en compañía de dos chicas y denunció la desaparición de su amigo al día siguiente.
El ingreso de Sancho a prisión ha atraído la atención de los medios españoles, que se congregan en la entrada de la prisión en busca de cualquier actualización sobre el caso. Los detalles sobre la administración de medicación contra el estrés y su estancia en el módulo de enfermería se han dado a conocer recientemente.
Un blog tailandés, Koh Phangan Taless, escrito por ex reclusos, proporciona una visión de la vida en prisión. Las rutinas diarias incluyen duchas en grupo a las 6 de la mañana, el canto del himno nacional a las ocho, seguido de desayuno tras dos conteos exhaustivos. Las comidas se sirven a las 11:30 y las cenas a las 15:00. Se realiza otro conteo antes de dormir y se apagan las luces a las 21 horas.
Daniel Sancho se enfrenta a posibles consecuencias legales severas. La pena capital es una opción para casos de homicidio, aunque suele ser conmutada por cadena perpetua. En el mejor de los escenarios, podría ser condenado a prisión por un período de entre 15 y 20 años.