Junts, el partido político catalán, ha empezado a ajustar su mensaje respecto a la inmigración adoptando un tono alarmante y explorando una retórica observada anteriormente en relación con la seguridad ciudadana y las ocupaciones. Este cambio en la tonalidad y el contenido de su mensaje parece ser influenciado por la competencia electoral, el desgaste en su apoyo y las elecciones inminentes.
El reciente cambio de corazón de Junts ha sido evidenciado por las controvertidas declaraciones de Marc Buch, el alcalde de Calella, que atribuyó la “inseguridad” en su municipio a la migración y la delincuencia. No solo insinuó una conexión entre los dos, sino que llegó a pedir la deportación de los delincuentes habituales que estén en situación irregular.
Antecedentes en Junts
Estas declaraciones, reiteradas y respaldadas por otros nueve alcaldes del partido así como el secretario general Jordi Turull, marcan una postura más radical en Junts, que ya había flirteado con similares en temas de seguridad y ocupaciones. Recordando el incidente en el que el ayuntamiento de Premià de Dalt contrató a Desokupa, una empresa conocida por sus vínculos con la ultraderecha y con tácticas de desalojo ilegales y cómo este hecho generó tal escándalo que finalmente el ayuntamiento tuvo que retractarse.
Un nuevo rival en el horizonte
Una de las causas de este endurecimiento de la postura de Junts puede ser el surgimiento de Aliança Catalana, el partido liderado por Sílvia Orriols, quien tomó el cargo de alcaldesa en Ripoll a pesar de los intentos de otros partidos de impedirlo.
Rumbo escoltado a la derecha
Este tipo de declaraciones siembran semillas de duda sobre un posible giro hacia la derecha en la Agenda de Junts. Aún resta ver si esto se materializa en políticas y programas electorales de Junts, el claro indicador será el congreso interno del partido y las propuestas que surjan de él, así como las propuestas para las próximas elecciones europeas y catalanas.
Sin embargo, lo innegable es que Junts está adoptando una línea que se distingue más fuertemente de los partidos de izquierda y sus políticas humanitarias e integradoras.
Derechos humanos frente a la xenofobia
El problema radica en que cuando el discurso y la retórica empiezan a deshumanizar a una población basándose en prejuicios, se está en peligro de normalizar un discurso que trabaja contra los derechos humanos y discrimina a una parte de la población.
Además, la correlación entre migración y delincuencia es una asociación injusta e imprecisa que puede alimentar un tipo de discurso que no respalda adecuadamente los datos, según datos registrados durante largo tiempo, no se ha detectado un aumento en la tasa de delitos con el aumento de la inmigración.
Reacciones
Estas declaraciones y posturas de Junts han sido condenadas por otros partidos políticos como ERC, PSC y CUP, que critican la demonización del colectivo migrante.
Foto: www.vozdeamerica.com