Silvia Reyes ha fallecido a los 75 años tras una vida marcada por la lucha incansable por los derechos de las personas trans. Llegó a Barcelona en 1972 con la esperanza de encontrar trabajo y más libertad. Aunque inicialmente encontró empleo en un hotel de Lloret de Mar, fue despedida por negarse a ocultar su identidad de género.
Primeros años en Catalunya
Reyes trabajó brevemente en la hostelería antes de ser despedida por su apariencia. Sin recursos, se vio obligada a ejercer la prostitución en el paseo de Gràcia, donde fue detenida una treintena de veces. Pasó varios meses en la prisión Modelo y posteriormente en el penal de Badajoz bajo la ley de peligrosidad social. En total fue encarcelada o privada de libertad en 50 ocasiones.
La lucha durante la dictadura
En prisión, Reyes fue sometida a exámenes psicológicos que reflejaban los prejuicios de la época. Al salir en noviembre de 1975, pocos días después de la muerte de Franco, le prohibieron regresar a Barcelona durante dos años, llevándola a realizar espectáculos en Francia y Suiza para ganarse la vida.
Militancia en la Transición
Silvia Reyes fue una activa participante en la primera manifestación LGTBI del Estado español el 26 de junio de 1977 en la Rambla de Barcelona. La marcha, que culminó en Canaletas con la intervención policial, se convirtió en un hito para el movimiento LGTBI en España.
La vida de Reyes siguió marcada por la lucha y el dolor, especialmente con la muerte de su compañera Sonia Rescalvo Zafra, asesinada en 1991 por un grupo de neonazis en el Parque de la Ciutadella. Esta tragedia fue un duro golpe para la comunidad LGTBI y un recordatorio de la violencia que seguían enfrentando incluso en democracia.
Silvia Reyes es recordada por su valentía, generosidad y su incansable esfuerzo por los derechos trans. Su historia es un testimonio de la lucha constante por la igualdad y la dignidad.
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