El gobierno de Jaume Collboni y el PSC sigue apostando por el monocultivo turístico y quiere que los turistas no estén solo en el centro de Barcelona. La última polémica al respecto ha emergido con un nuevo proyecto que busca extender esta oferta a zonas menos concurridas por el turismo tradicional. Este proyecto tiene como eje central la promoción del arte urbano en algunos de los barrios con menor renta de la ciudad, un movimiento que ha despertado reacciones variadas entre los residentes y asociaciones vecinales de las áreas afectadas.
Nou Barris, nuevo objetivo del turismo feroz
La iniciativa propuesta por el Ayuntamiento de Barcelona se centra en la creación de un laboratorio de arte urbano que tendría como epicentro el barrio de Torre Baró, extendiéndose también a Trinitat Nova, Roquetes y Ciutat Meridiana. Con una financiación de un millón de euros proveniente de los fondos europeos Next Generation, este proyecto pretende no sólo impulsar la producción de arte en el espacio público, sino también atraer visitantes a estas zonas, promoviendo con ello una nueva faceta turística y cultural de Barcelona.
El consistorio defiende que mediante murales y obras de nuevos creadores, se podrá rerrevitalizar estos barrios, dándoles un nuevo valor cultural y social. Además, el proyecto busca captar a artistas internacionales, fomentando un intercambio cultural que enriquezca tanto a los residentes como a los visitantes.
Críticas de los vecinos
Sin embargo, la propuesta ha sido recibida con escepticismo por parte de algunos sectores de la comunidad, quienes expresan preocupación por el enfoque y los posibles resultados de dicha iniciativa. La falta de comunicación previa por parte del Ayuntamiento ha sido uno de los puntos críticos señalados por las asociaciones vecinales, quienes se enteraron del proyecto a través de los medios de comunicación en lugar de un diálogo directo con las autoridades.
Desde las asociaciones vecinales se hace énfasis en la necesidad de abordar problemas más acuciantes como la precariedad y la falta de servicios básicos. Destinan casi un millón de euros en promoción cultural y turística sin previamente consultar o involucrar a las comunidades afectadas, lo que levanta preguntas sobre las prioridades y el proceso de toma de decisiones del Ayuntamiento.
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