El miércoles por la mañana, Barcelona fue escenario de un inusual acto de protesta frente a la sede de Acció, una oficina de promoción económica de la Generalitat que mantiene vínculos con Israel. Un grupo de aproximadamente veinte personas participó en una performance que simulaba la detención de presos políticos palestinos, una manifestación visual que buscaba llamar la atención sobre la continua tensión entre Israel y Palestina.
Intervención de los Mossos d’Esquadra
Durante la realización de esta acción pacífica, la situación escaló con la llegada de la unidad de la Brigada Mòbil de los Mossos d’Esquadra. Según reportes, no se esperaba una intervención policial dada la naturaleza pacífica del acto, donde los participantes estaban agenollados en el suelo, algunos con los ojos vendados, en frente del edificio público.
Sin embargo, la tensión aumentó significativamente cuando llegaron refuerzos policiales y comenzaron a cargar contra la multitud congregada. Los organizadores de la protesta han criticado la falta de mediación previa por parte de la policía y la ausencia de advertencia antes de la intervención. Testigos en el lugar describieron momentos de confusión y confrontación física entre los manifestantes y los Mossos, incluyendo el uso de porras por parte de la policía.
Reacciones a la Intervención
En el calor del momento, varios individuos resultaron golpeados y algunos cayeron al suelo durante la intervención policial, que duró unos pocos minutos. El objetivo inmediato de las fuerzas de seguridad era restablecer el control sobre la ubicación, estableciendo un cordón policial que, con el tiempo, logró calmar la situación.
Respuesta de los Activistas
A medida que la situación se tranquilizaba, los activistas que se encontraban dentro del edificio iban saliendo gradualmente hasta que la sede quedó completamente desalojada. Sin embargo, fuera del edificio, la protesta continuó. Portavoces de los manifestantes expresaron su descontento con la respuesta del gobierno y la acción policial, criticando especialmente el uso de la fuerza en lugar de atender sus demandas, como el cierre de la oficina de la Generalitat en Tel-Aviv.
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