El próximo 1 de diciembre, Sant Feliu de Llobregat, en Barcelona, dará la bienvenida al invierno con una nueva pista de hielo que estará ubicada en la Plaza Vuit de Març. El establecimiento cuenta con 360m2 y precisa de unos 25.000 litros de agua para su funcionamiento, característica que ha suscitado críticas desde ciertos sectores que apuntan a la incongruencia de esta decisión en medio de la sequía que sufre Catalunya.
Polémica por el consumo de agua
El recurso hídrico ha sido un eje central en las críticas a la pista de hielo por parte de los grupos ecologistas y algunos grupos de la oposición. Según estas voces, el agua vertida en la instalación se presenta como un gasto innecesario en un contexto en el que Sant Feliu se encuentra entre los 202 municipios catalanes en estado de preemergencia por sequía.
Repercusiones energéticas de la pista de hielo
Asimismo, el “alto coste energético” que requerirá mantener la pista ha sido señalado por algunos de los críticos. Argumentan que el elevado precio de la luz incrementará notablemente el gasto que supondrá, lo que será asumido por los habitantes de Sant Feliu en un escenario donde las dificultades para pagar facturas son preocupantes para muchas familias.
El consistorio defiende la “ecología” de la pista
Desde el Ayuntamiento, se ha enfatizado que varias medidas se han tomado en consideración para hacer que la pista sea lo más respetuosa posible con el medio ambiente. Según los términos del contrato de licitación, el hielo deberá ser completamente blanco para favorecer la eficiencia energética y el refrigerante será no tóxico. También se garantiza que el mantenimiento del hielo se llevará a cabo con una máquina que no emite CO2.
¿Qué alternativas existen?
En los últimos tiempos, diversas ciudades han optado por instalar pistas de hielo sintético para reducir el impacto medioambiental. Estas pistas, compuestas por paneles de polietileno, no requieren de agua ni refrigeración, y proporcionan una sensación muy similar a la del hielo. Además, su instalación es más económica y los paneles pueden durar hasta 20 años.
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