
Artículo original publicado en: Contrainformacion.es
La periodista Ana Rosa Quintana ha mostrado su indignación ante una parodia emitida en TV3 que, según ella, insulta a Andalucía y a la religión católica. En el sketch en cuestión, que se emitió en el programa «Està Passant», se hizo una broma sobre la Virgen del Rocío que muchos consideraron ofensiva.
Durante el sketch, la Virgen del Rocío llegó a asegurar que llevaba doscientos años sin mantener relaciones sexuales «como Dios manda»; palabras que indignaron a un sinfín de personas.
La polémica se extendió al plató de «El programa de Ana Rosa», donde la presentadora exigió disculpas y aseguró que la broma era xenófoba y discriminatoria. El Partido Popular de Cataluña también se mostró indignado y anunció que están planteándose emprender acciones legales contra la cadena autonómica. Sin embargo, TV3 se ha negado a pedir disculpas, y su director, Toni Soler, ha defendido la libertad de expresión y el humor satírico.
El caso ha vuelto a poner en el centro del debate la delgada línea que separa la sátira del insulto y la ofensa. Algunos han defendido que la parodia de TV3 es simplemente una broma sin mala intención, mientras que otros consideran que es un ataque a los sentimientos religiosos y a la identidad de un pueblo.

Ana Rosa Quintana se ha posicionado claramente en este último grupo, argumentando que el sketch es xenófobo y discriminatorio. También ha comparado la situación con las chirigotas del Carnaval de Cádiz, donde se hacen bromas y críticas políticas con humor, pero sin faltar al respeto.
El caso ha generado mucha controversia en las redes sociales, donde se ha debatido sobre la libertad de expresión y los límites del humor satírico. Algunos han apoyado la postura de Ana Rosa Quintana y han exigido disculpas por parte de TV3, mientras que otros han defendido la libertad de expresión y el derecho a hacer bromas y críticas políticas sin restricciones. También ha habido quienes han señalado la hipocresía de algunos políticos y periodistas que defienden la libertad de expresión en algunos casos, pero la censura en otros.