Albert López, quien fuera guardia urbano de Barcelona condenado a 20 años de prisión por el asesinato de Pedro Rodríguez, la pareja de su compañera sentimental (Rosa Peral) ha aceptado la responsabilidad por este crimen en el contexto del proceso de reinserción que sigue en prisión. Esta admisión le podría abrir las puertas a la posibilidad de acceder a permisos penitenciarios en el futuro.
El reconocimiento de López sobre su implicación en el asesinato marca un punto crucial en su caso, considerando que esto forma parte de los factores que las juntas de tratamiento penitenciario valoran significativamente al momento de conceder beneficios dentro de la cárcel. Su participación en un programa individualizado de tratamiento de reinserción, que incluye, entre otros aspectos, el arrepentimiento y la admisión de los delitos, podría ser determinante para sus futuras solicitudes de permisos.
Consecuencias de la confesión
La sentencia emitida en abril de 2020 por la Audiencia de Barcelona encontró a López y a su compañera, Rosa Peral, también miembro de la Guardia Urbana, culpables de asesinar a Pedro R., otro agente, en lo que se describió como un “triángulo amoroso” con consecuencias fatales. A pesar de que ambos acusados inicialmente se negaron a aceptar su culpabilidad, atribuyéndose mutuamente la responsabilidad del homicidio, este nuevo giro podría influir en la evaluación de la junta de tratamiento sobre la progresión de López en prisión.
El Papel de las Juntas de Tratamiento
Las juntas de tratamiento de las prisiones cuentan con la autoridad para determinar el acceso a permisos penitenciarios de los reos, una vez cumplida al menos una cuarta parte de la condena. Los programas de reinserción juegan un papel crucial en este proceso, enfocándose en la rehabilitación del condenado y preparándolo para su eventual reintegración a la sociedad. Elementos como la participación en cursos de formación y el compromiso con el programa de reinserción son valorados positivamente.
Actualmente, Albert López se encuentra cumpliendo su condena en la prisión Quatre Camins de La Roca del Vallès, Barcelona, donde está participando en dicho programa individual de tratamiento. Este proceso incluye una serie de actividades y cursos diseñados no solo para fomentar el arrepentimiento, sino también para ofrecer habilidades que faciliten la reincorporación de los internos a la vida en libertad tras cumplir sus respectivas condenas.
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