
La historia de cómo un policía infiltrado entró en movimientos sociales, lo qué esto supone para el espíritu democrático y cómo se está desarrollando el caso en el artículo a continuación.
Breve historia
El agente, Daniel Hernández Pons, es el segundo policía infiltrado en movimientos sociales en Catalunya en los últimos años, después de su compañero Marc Hernández. Ambos nombres inventados para infiltrarse en estos movientos. Daniel Hernández Pons, llegó a pasar hasta dos años infiltrado en «La Cinètika» situado en el barrio de Sant Andreu del Palomar. Esta información nos llega desde el medio «La Directa», el cual investigó el caso, puedes ver su artículo en este link.
En un comunicado que la Cinètika ha difundido por las redes sociales denuncia que esta acción representa «el abuso» y «la arbitrariedad» con las que se justifican estas operaciones. Además, remarcan que la finalidad de esta operación es «extorsionar información y reprimir a grupos y proyectos que denuncian un sistema desigual».
¿Y por qué está mal que un policía se infiltre en estos movimientos?
La infiltración de policías en movimientos sociales es una práctica peligrosa y antidemocrática por diversos motivos.
No hay justificación para enviar a un policía a filtrar información de un proyecto que lo único que hace es denunciar un sistema donde la violencia estructural y la desigualdad reprimen a parte de la sociedad.
La infiltración de policías en movimientos sociales socava la confianza entre la policía y la comunidad. Esta falta de confianza dificulta la colaboración entre la policía y la comunidad, lo que puede llevar a que los miembros de la comunidad no se sientan seguros acerca de reportar delitos y que no se sientan cómodos alrededor de la policía. Esto puede aumentar la violencia en lugar de reducirla, lo que pone a la comunidad en una situación más peligrosa.
También puede llevar a la manipulación de los miembros del movimiento. El policía infiltrado puede usar su posición para persuadir a los miembros del movimiento para que adopten determinadas posiciones políticas o para que tomen determinadas acciones. Esto puede ser especialmente perjudicial cuando los miembros del movimiento son jóvenes o desconocedores de los derechos civiles.
Esta infiltración y uso de la confianza para extraer información de movimientos sociales es antidemocrático, ya que no está justificado. Los movimientos sociales como es el caso de «La Cinètika» no presentarían ningún caso judicial que justifique esta infiltración.
Reacciones
Las reacciones negativas ante esta infiltración no han tardado en surgir en redes. Varios partidos, entre los que encontramos a Unidas Podemos, Barcelona en Comú o Galicia en Común han firmado estas preguntas dirigidas al ministerio de interior.
Conclusión
Recordamos que no puede haber una infiltración sin un caso judicial que lo justifique, generalmente bajo la premisa de que se trata de una prevención de «extremismos identitarios excluyentes que pueden derivar en violencia».
Interior justifica la infiltración en el medio independentista en la Estrategia Nacional contra el Terrorismo y nosotras nos preguntamos ¿Representa el centro social Cinétika un movimiento terrorista? La respuesta es no.
*La imagen principal está tomada de «La Directa».