La situación insostenible del turismo de baja calidad en Barcelona se agudiza. La ciudad ha registrado un aumento récord en el número de turistas de cruceros recibidos durante el 2023, alcanzando un total de 3.568.901 viajeros. Tal éxito turístico, establece un gran contraste respecto al año 2019 cuando se recibieron 3.137.978 turistas de cruceros, es decir, 430.000 menos, según los datos actualizados hasta diciembre proporcionados por el Ministerio de Transportes español.
Aumento del número de pasajeros, no de barcos
En una entrevista reciente, el Presidente del puerto de Barcelona, Lluís Salvadó, explicó que a pesar del significativo aumento de pasajeros, no hubo un incremento en el número de barcos. La explicación es que los cruceros han estado llegando más llenos, lo que ha ocasionado el incremento en el número de pasajeros.
Aspectos negativos para la ciudad
A pesar de los cantos de sirena del sector, no podemos obviar los aspectos negativos que este aumento de turismo conlleva para nuestra ciudad. El turismo de cruceros a menudo deja un retorno insuficiente para la comunidad local. Además, la masificación de turistas impacta negativamente en la calidad de vida de los residentes, congestionando las zonas turísticas y saturando los servicios públicos. La huella ambiental de los cruceros también es un motivo de preocupación, ya que estos barcos emiten grandes cantidades de gases contaminantes y generan residuos que a menudo terminan afectando a nuestro entorno marino. Desde una perspectiva de sostenibilidad, este modelo de turismo no es viable a largo plazo y va en contra de los valores que defendemos, ya que favorece el consumismo desenfrenado en lugar de promover un turismo responsable y respetuoso con el medio ambiente. Es crucial replantearse el impacto de este tipo de turismo en la ciudad y trabajar hacia alternativas más sostenibles y equitativas para el beneficio de Barcelona y sus habitantes.
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