El panorama político español se sigue agitando. Es notable como el Partido Popular (PP) y Vox, los dos partidos políticos de derecha y extrema derecha que han mostrado buenos lazos en determinadas autonomías, entran en un intercambio de tensiones a nivel estatal.
El PP y VOX, de aliados a rivales
Vemos cómo el PP trata de sacar provecho de la disminución de la popularidad de Vox y a su vez, los de Santiago Abascal buscan eludir el anonimato combatiendo contra la dirección de Génova – la sede del PP. Sin embargo, no predicen cortar los lazos con el partido en los sitios donde comparten una alianza de gobierno. Por ejemplo, en agosto, cuando Alberto Núñez Feijóo, líder del PP en Galicia, decidió no asignar un puesto en la Mesa del Congreso a Vox, no se trató de un desliz sino de un movimiento calculado con la intención de conservar las sillas para su propio partido.
La asignación de presidentes de las comisiones
Hace un par de meses, el partido se encontró en una situación similar durante la negociación para la presidencia de varias comisiones del Congreso con el PSOE y Sumar. Este cargo, que ofrece la posibilidad de sumar 1.598,13 euros por mes al salario del diputado que lo ocupa, finalmente fue acaparado por el PP, dejando de nuevo a Vox fuera del juego político a pesar de ser la tercera fuerza política en el Congreso.
Vox ha reaccionado ante esta situación. Ignacio Garriga, portavoz de Vox, declaró en una conferencia de prensa que “Feijóo ha decidido abrir una nueva etapa que consiste en firmar con el PSOE y Sumar”, sugiriendo un distanciamiento total con la dirección de Génova y la posibilidad de buscar otras alianzas con los presidentes autonómicos con quienes ya gobiernan.
Una reacción con poco impacto
Aunque las palabras de Garriga tenían la intención de crear tensión, no lograron generar la respuesta esperada, ya que tanto el propio portavoz de Vox como Borja Sémper del PP no dieron mayor relevancia a estas aparentes “rupturas” de relaciones. Los acontecimientos y declaraciones recientes, incluyendo un ataque de Javier Ortega Smith a los líderes del PP y la ubicación de un stand de Vox en una manifestación del PP en Madrid, evidencian la presión creciente dentro de la derecha política española.
En resumen, el PP intenta reducir el espacio político de Vox con miras a futuras elecciones generales, al tiempo que sigue buscando un equilibrio en sus alianzas a nivel autonómico. La complicada relación entre ambos partidos continúa evolucionando y sin duda influirá en el desarrollo del panorama político español en un futuro cercano.
Foto: elpais.com