Artículo original publicado en: Contrainformacion.es
Cuando España vendía armas a Chile, la temida DINA, la policía secreta del régimen, había secuestrado y desvanecido a más de 1.100 líderes de facciones políticas progresistas.
“Los negocios siempre tienen una prioridad superior”, reza el dicho. Resulta alarmante que las revelaciones de Santiago de Chile sobre las atrocidades de la dictadura de Pinochet no lograran detener las exportaciones armamentísticas españolas hacia la nación andina entre 1983 y 1986. Cada uno de estos acuerdos comerciales tuvo la bendición inquebrantable del gobierno liderado por Felipe González.
Este año, coincidiendo con medio siglo del violento golpe de Estado contra el gobierno democrático de Salvador Allende, diversos documentos han surgido del silencio. Estas fuentes destapan un comercio armamentístico entre España y Chile durante la década de los 80. Sorprendentemente, en los años en que González lideraba el país desde La Moncloa, la dictadura de Pinochet se consideraba cliente oficial de las “armas de guerra, sus componentes, proyectiles y municiones” de manufactura española. Dicha relación fue confirmada en una respuesta parlamentaria suministrada al Congreso por la administración del PSOE en abril de 1987.
EL “DESPERTAR” TARDE Y SIN REMORDIMIENTOS
El 50 aniversario del ascenso de Pinochet al poder evocó el dicho popular: “Mejor 50 años tarde que nunca”. Sin embargo, los datos arrojan luces perturbadoras: las exportaciones armamentísticas a la dictadura chilena fueron autorizadas hasta agosto de 1986. Posterior a este período, aunque se pausaron nuevas aprobaciones, se continuó con las operaciones ya autorizadas.
Las cifras oficiales son deslumbrantes: las transacciones autorizadas entre enero de 1983 y agosto de 1986 ascendieron a más de 15.000 millones de pesetas. Estudios realizados por entidades como la Cátedra UNESCO sobre Paz y Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Barcelona indicaron que entre los equipos vendidos estaban las ametralladoras, explosivos, embarcaciones patrulleras y aviones militares.
Lo más inquietante de todo es que todas estas transacciones recibieron luz verde, incluso cuando informes consistentes provenientes de Chile alertaban sobre las innumerables violaciones de derechos humanos perpetradas por la dictadura de Pinochet. Ya para entonces, la temida DINA, la policía secreta del régimen, había secuestrado y desvanecido a más de 1.100 líderes de facciones políticas progresistas.
Incluso el Departamento de Estado de los EEUU se mostró alerta. Un informe de 1986 revela una preocupante indiferencia del Gobierno español: minimizando la venta de armas, a pesar de haber sido críticos con tales transacciones antes de llegar al poder. Los diplomáticos estadounidenses en Madrid percibían la postura esquiva del Gobierno español.
Finalmente, la “falta de remordimiento” que muchas voces internacionales percibían, se consolidó con un muro de silencio. González y su equipo rechazaron reiteradamente peticiones de información, escudándose tras el velo de la “confidencialidad”. Aun más, en 1987, el Gobierno del PSOE estableció un decreto que blindaba las actas relacionadas con la exportación armamentística, un decreto que aún permanece.
Hoy, el legado de aquel decreto persiste, ocultando las razones de los gobiernos de turno para enviar armas a naciones con historiales preocupantes en derechos humanos, como Arabia Saudita. La historia, aunque revelada, aún cuestiona: ¿Hasta cuándo el negocio prevalecerá sobre la moralidad?
https://elpais.com/diario/1999/08/29/espana/935877603_850215.html
https://www.larazon.es/deportes/20200911/adhyi3aikzabtiadui5memdwby.html