En 2023, Barcelona recuperó con creces el ritmo de acogida de turistas previo a la pandemia, y el 2024 se prevé aún más duro para los habitantes de Ciutat Vella y los barrios del frente marítimo. La ciudad sufre una crisis residencial sin paralelo histórico; y mientras los pisos permanecen vacíos, el espacio público está cada vez más ocupado por eventos que, según lamentan varias asociaciones de vecinos de los barrios más afectados por la turistización, son cada vez más ajenos a las vidas e intereses de los barceloneses.
Movilizaciones contra el turismo masivo en Barcelona
El pasado día 8 de junio, en una primera manifestación, cerca de dos mil jóvenes salieron a la calle en protesta contra esta tendencia; y esa primera chispa se repetirá el día 6 de julio, con una movilización que los convocantes prevén “masiva”. “Todas las intuiciones de los últimos meses se han confirmado”; sentencia el portavoz de la entidad, Daniel Pardo. Y lo han hecho con creces: “La indignación frente al expolio y explotación vinculados con el turismo empieza a ser transversal y generalizada”; lo que dibuja en el horizonte, según el miembro de la Asociación de Vecinos del Gótico y portavoz de Resistim al Gòtic Martí Cusó, un potencial “estallido social”.
Causas y efectos del turismo excesivo
El potencial del movimiento contra la turistización del 2024, a diferencia de sus predecesores, es que no se trata solo del turismo. La afluencia masiva de visitantes, reconoce Cusó, “es lo que nos permite proyectar los malestares”. Según el último estudio del Centro de Estudios de Opinión, más del 55% de los ciudadanos barceloneses rechazarían -en diferentes grados- que se deba seguir fomentando el turismo en la ciudad. Ahora bien, las demandas, si han de ser capaces de articular una cierta mayoría social más allá de capas ya politizadas, han de “ir más allá” de los efectos del sector servicios. “El fondo de la cuestión es el modelo de ciudad: que Barcelona se está vendiendo a las grandes marcas”, añade el activista.
Martínez, de hecho, aporta una aproximación de estructura económica. “Hay que transformar y modular los sectores de la ciudad para que el turismo pueda convivir con la economía productiva”; con alternativas de más valor para los barceloneses, que dejen un “beneficio tangible” en los barrios más allá de hoteles y restaurantes dirigidos a los foráneos de alto poder adquisitivo.
El mensaje es claro. Ahora habrá que esperar al próximo día 6 de julio para comprobar si las mayorías sociales lo hacen suyo.
Foto: tecnohotelnews.com