La búsqueda de setas es una actividad apreciada por muchos aficionados, pero detrás de su aparente inocencia acecha un peligro silencioso en forma de la mortal seta Cortinarius orellanus.
Esta especie, común en los suelos calcáreos de España y especialmente en los pinares, puede convertirse en un enemigo mortal si no se identifica correctamente. Lo más inquietante de esta seta es que su intoxicación no presenta síntomas hasta pasados 14 o 15 días desde el consumo, lo que puede llevar a una exposición continua a su toxicidad.
Para distinguir la Cortinarius orellanus de otras setas comestibles, se deben tener en cuenta sus características distintivas: un sombrero amarillo-anaranjado, láminas violáceas y un anillo doble en el pie. Sin embargo, estos rasgos no son suficientes para evitar el riesgo, ya que su toxicidad proviene de las orellaninas y las cortinarinas, que tienen efectos nefrotóxicos graves en los riñones.
En el apartado de biodiversidad fúngica de la Agrupación para el Desarrollo Sostenible y la Promoción del Empleo Rural (Adesper) se explica que cuando se produce una intoxicación por Cortinarius orellanus, los síntomas renales predominan, incluyendo sed intensa, boca seca, diarrea, estreñimiento y vómitos.
Además, el paciente puede experimentar dolores en todo el cuerpo, escalofríos y una fatiga extrema. Después de una aparente mejoría, puede haber una recaída debido a una afectación grave del riñón, lo que puede provocar insuficiencia renal, vómitos, oliguria (producción reducida de orina), edemas e incluso trastornos neurológicos. En casos extremos, las intoxicaciones pueden llevar a la muerte por insuficiencia renal grave.
Lo más preocupante es que no existe un antídoto específico para esta intoxicación, lo que complica aún más el tratamiento. Adesper subraya que el tratamiento se basa en medidas sintomáticas y de soporte, como la rehidratación y la plasmaféresis. En casos graves, el paciente puede necesitar hemodiálisis o incluso un trasplante renal como últimas alternativas para sobrevivir a la intoxicación por Cortinarius orellanus.
Este peligroso hongo, que se camufla entre la diversidad del bosque, pone de manifiesto la importancia de la identificación precisa de las setas y resalta la necesidad de concienciar a los aficionados sobre los riesgos potenciales que acechan en los rincones aparentemente inofensivos de la naturaleza. La belleza del bosque es indudable, pero es esencial entender que, en su corazón, puede ocultar amenazas mortales para aquellos que no estén debidamente informados.
Artículo original publicado en: Contrainformacion.es