Empieza la cuenta atrás para las elecciones municipales. Esta semana queda justo un año hasta la celebración de los comicios; en mayo del 2023, los vecinos de Barcelona (con derecho al sufragio) iremos a votar qué proyecto queremos para el futuro de la ciudad.
Y es que la nuestra es una ciudad que ha cambiado mucho desde el 2015, cuando Ada Colau se convirtió en la primera alcaldesa de origen popular de Barcelona. Ocho años después, la ciudad no es la misma y nosotras, la ciudadanía, después de pasar por una pandemia mundial, tampoco. Todavía es pronto para predecir el resultado de las elecciones, pero ya se van formulando las preguntas que serán determinantes en la contienda. Aquí van cinco de ellas:
¿Queremos que Barcelona se convierta en una gran Superilla?
Bajo el nombre ‘Superilla Barcelona’ el gobierno de los Comuns ha hecho dos apuestas decididas: una por la transformación del espacio público de Barcelona y otra por un modelo de movilidad que priorice el transporte sostenible (caminar, ir en bici y el transporte público). Actualmente muchos barrios se encuentran en obras para crear ejes verdes, zonas escolares seguras, calles peatonales, carriles bici o para conectar los dos tramos del tranvía por la Diagonal. Si para el 2023 se ha comenzado a materializar esta Superilla y, en consecuencia, moverse por la ciudad se hace más fácil, rápido, seguro y sostenible, todas las candidaturas que defienden volver al pasado tendrán mucho más difícil desbancar a Colau.
¿Cómo llevaremos la vuelta del turismo?
Las restricciones de movilidad que se aplicaron durante la pandemia tuvieron un gran impacto en la vida barcelonesa. Se puso en evidencia la fragilidad de una economía basada en el monocultivo turístico y se resaltó la necesidad de impulsar otros sectores. Al mismo tiempo, el confinamiento permitió a los vecinos retomar la ciudad y hacerse del Parc Güell, de las plazas de Ciutat Vella, de las playas… Ahora que el turismo masivo vuelve, se ha encontrado con una ciudadanía con menos tolerancia para los impactos negativos que en el 2019, precisamente porque ha podido experimentar las ventajas de vivir sin ello. No obstante, muchos partidos siguen defendiendo el crecimiento sin límites. ¡Hace menos de un año, se anunció un acuerdo para ampliar el aeropuerto del Prat con el visto bueno del PSC y ERC! En cambio Colau se posicionó en contra de la ampliación y ha propuesto regular los cruceros. ¿Queremos vender la ciudad al mayor postor o acabar con la barra libre de una vez y hacer una ciudad para quien la habita? El tiempo dirá.
¿Los precios seguirán subiendo?
La inflación se está disparando a nivel global y el impacto se nota cada vez más a nivel local. Se trata de un fenómeno que afecta particularmente a las personas que tienen las rentas más bajas porque les cuesta aún más cubrir sus necesidades básicas. Ante esta situación, los partidos suelen proponer o rebajar impuestos o invertir en servicios públicos y ayudas para las personas más afectadas. O recortamos o reforzamos lo público. Ya se sabe cómo se posiciona Ada Colau en este debate: a su propuesta, ya conocida, de regular el precio del alquiler, ahora se suma la de que la Generalitat rebaje el coste del T-Usual un 50% para paliar los efectos de la inflación en la ciudad (una idea que el gobierno de Aragonés ha rechazado, de momento). Queda por ver qué soluciones los demás candidatos pondrán sobre la mesa, pero como los precios sigan a la alza, algo se tendrá que hacer para impedir la exclusión social y la expulsión de las clases populares de la ciudad.
¿Se mejorará la Gen Z?
Gran parte de la Generación Z (los denominados zoomers nacidas entre 1997 y 2012) podrá votar por primera vez en las elecciones del 2023. Se trata de una hornada que tiene una mirada particular sobre la vida y que da una mayor prioridad personal y política a temas como la crisis climática, la salud mental o los derechos LGBTI. ¿Saldrán a votar o se quedarán en casa como las generaciones jóvenes que les precedieron? ¿Con qué proyecto político se identificarán más? La respuesta a estas dos preguntas podría decantar la victoria (recordemos que las encuestas actuales prevén un triple empate entre Barcelona En Comú, ERC y el PSC y el resultado puede ir de pocos votos). El futuro de la ciudad estará, también, en sus manos.
¿…Y las cacas de perro?
El cuidado del espacio público es una cuestión primordial en toda elección municipal y la de Barcelona no será ninguna excepción. Es más, como una de las ciudades más densamente pobladas de Europa, se da un uso especialmente intensivo a las calles de Barcelona y se ensucian con facilidad y la limpieza es una preocupación ciudadana constante. La buena notícia es que este año se ha puesto en marcha un nuevo sistema de limpieza que incorpora 400 trabajadores nuevos a la plantilla, 850 vehículos eléctricos más silenciosos y mecanismos de comunicación con la ciudadanía mejorados. Cuando está inversión se empiece a notar a pie de calle, se allanará el camino para un tercer mandato de los Comuns.