En mi anterior artículo prometí hablar de las acciones que se pueden llevar a cabo, con las tecnologías disponibles, para reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero y mitigar el calentamiento de la superficie terrestre que provoca el cambio climático.
Ante todo tiene que quedar muy claro que las acciones a realizar no se deben focalizar en un solo colectivo, ya sea ciudadanía, industria o entes gubernamentales, sino que absolutamente todo el mundo debe actuar y adaptarse a los efectos no deseados de estas acciones. La palabra mágica es corresponsabilidad.
Así, del mismo modo que no se puede pedir a la ciudadanía que haga sacrificios mientras gobiernos y empresas procrastinan hasta la desesperación, tampoco podemos esperar que estos actores lo solucionen todo sin poner nuestro grano de arena.
Dicho esto, vamos al grano:
Captura natural de CO2
Mientras buscamos tecnologías complejas para capturar CO₂, resulta que tenemos disponible la mejor, más barata y más sostenible de todas: los árboles.
La primera medida a tomar es parar inmediatamente la deforestación de los grandes pulmones del planeta. La segunda es reforestar, plantar millones de árboles en las zonas deforestadas y, no menos importante, en las ciudades. Aparte de capturar CO₂, los árboles dan sombra, atraen humedad y combaten el efecto ‘isla de calor’ reduciendo la temperatura de las ciudades hasta en 12 grados centígrados. El efecto inmediato de esta medida es que reduce la necesidad de usar aparatos de aire acondicionado en viviendas y comercios, principalmente, y, por tanto, reduce el consumo energético.
Transición energética
Este apartado merecería una serie de artículos, pero para resumir, y partiendo del consenso de que hay que eliminar los combustibles fósiles como vector energético, hay que tener muy claros una serie de aspectos:
- No se puede sustituir a corto plazo toda la energía generada con combustibles fósiles que se consume actualmente con fuentes renovables. Por tanto, hay que incrementar de forma rápida y racional la producción renovable y hay que reducir el consumo energético para que la demanda no sea superior a la oferta durante toda esta transición. La opinión pública es poco consciente de las pérdidas energéticas en casi todos los estadios del sistema: en la extracción del combustible, en el transporte, en el consumo… Solo en España y en el sector eléctrico se pierden 26 Teravatios/h al año, el equivalente al consumo de 6,5 millones de familias. Abordar la eficiencia energética en todas sus facetas es una obligación para todos los actores.
- La urgencia para descarbonizar el sistema energético puede llevar a gobiernos a autorizar y promover mega proyectos liderados por grandes empresas y que se concentren en pocas zonas. Seamos claros, en el caso de la generación eléctrica, aunque lo óptimo sería democratizar el sistema con muchísimas pequeñas instalaciones de producción local que abastecieran a pequeñas comunidades, no se puede prescindir de la colaboración público-privada, pero con criterio y mirando el beneficio común, no el privado.
- Los criterios de transición energética no son exactamente los mismos para Industria, Transporte, Comercio o uso individual. Las tecnologías a utilizar para cada uno de estos sectores será diferente. Mientras que para los dos primeros será muy difícil acometer la descarbonización con fuentes renovables, para los otros dos sectores es mucho más fácil y se debe de afrontar inmediatamente con las tecnologías existentes y viables ahora mismo: fotovoltaica, eólica, hidráulica, mareomotriz y geotérmica principalmente. Nótese que no incluyo la nuclear, que se podría considerar limpia si nos ‘olvidamos’ de los residuos radioactivos, pero que en ningún caso es renovable al depender de un combustible finito: el uranio. Mantener las centrales nucleares como respaldo de las renovables mientras dure su vida útil puede tener sentido en la situación actual, pero en ningún caso hay que construir nuevas centrales. Son caras, lentas de construir y con requerimientos de seguridad elevadísimos.
- El sector del transporte requiere que se le dé la vuelta como un calcetín. No es razonable ni sostenible el volumen de vehículos con motor de combustión que circulan por las carreteras, surcan los mares o llenan los espacios aéreos. Acometer una transición energética sin reducir considerablemente el número de trayectos ni sustituir muchos de ellos por opciones más limpias y con más capacidad de carga es imposible. Pero tenemos un viejo aliado que nos puede ayudar: el tren. Es fundamental establecer rutas de mercancías que quiten miles de camiones de las carreteras, al menos en los trayectos largos. Si conseguimos que miles de camiones hagan 200 km (del almacén al tren, y de ahí al destino) en lugar de 3.000 km ganaremos mucho. Mejorar las redes de cercanías y media distancia vaciaría mucho de coches nuestras ciudades y, los tranvías, con mucha mayor capacidad de carga que los autobuses y mejor velocidad comercial, son el elemento clave para reducir las emisiones generadas. Eliminar rutas aéreas cortas que se puedan cubrir en tren es otra medida urgente.
Sistema alimentario
Mucho se ha hablado en nuestro país de la aparente “ocurrencia” del ministro Garzón de reducir nuestro consumo de carne roja. Pero resulta que las grandes explotaciones ganaderas y agrícolas son responsables de un 15% de las emisiones globales. No es solo que los animales emiten metano en su proceso digestivo, es que los alimentan con pienso hecho de soja, y para cultivar tal cantidad de soja se deforestan los bosques liberando carbón almacenado en el suelo. Por lo tanto, reducir la ingesta de carne procedente de ganadería intensiva es una herramienta clave para reducir las emisiones. Si esto lo aparejamos al fomento de la agricultura y ganadería extensiva, no solamente reducimos el impacto ecológico, sino que creamos empleo local, reducimos la despoblación de zonas rurales y consumimos un producto de mejor calidad y más sano.
Y quien dice carne roja dice carne blanca. En Catalunya y en Aragón, por ejemplo, ya hay más cabezas de porcino que población humana, generando un enorme problema de contaminación de acuíferos por nitratos provenientes de las heces de los animales.
En resumen, hay que transicionar de un modelo agroalimentario intensivo y global, a uno extensivo y local. Esto incluye el sector pesquero, para el que ya no me queda espacio.
Revisad mi artículo sobre el comercio electrónico para ver otras medidas de reducción de emisiones aplicables ya.