Según un estudio del Consejo de Juventud de España, emanciparse cada vez es un lujo que cada vez menos jóvenes nos podemos permitir, y es que los datos no son muy esperanzadores, pues solo un 15,8% de las jóvenes están emancipadas (desde los 16 hasta los 29), y el siguiente dato es aún más chocante: no podemos construir un proyecto autónomo de vida hasta los 29,5 años de media según este mismo estudio. Algunos banalizan sobre la libertad, pero es evidente que la juventud no va a ser libre solo con dos cañas en la plaza mayor viendo las estadísticas.
No sorprende entonces que cualquier gobierno quiera colgarse el mérito de darle perspectivas de futuro a una generación entera, al fin y al cabo, las pocas que tenemos son muy precarias. Sólo hemos vivido una vida en crisis. Desde un primer momento recuerdo telediarios llenos de noticias hablando de lo mal que iba y de las pocas oportunidades que teníamos, y los que nos hemos criado en familias de origen más humildes nunca vimos una cosa parecida a la estabilidad.
Ante ese intento de marcarse un tanto, Pedro Sánchez con esto del “bono joven”, encontró una juventud crítica pues no era más que una medida estética, que según los datos, sólo unos 70.000 jóvenes podríamos acceder a esta bonificación, dejando fuera a miles de jóvenes que seguirán sin expectativas de futuro. Y todo esto sin hablar de las consecuencias que tendría sobre los precios de la vivienda esta bonificación, pues sin una regulación de precios ya abusivos, solo iba a suponer una subida de los mismos. Además podríamos añadir que es una ayuda que no contempla las realidades de grandes ciudades como Madrid o Barcelona donde el alquiler es superior a los 900€ de media (límite que se marca en la ley).
No es oro todo lo que reluce, pero en cierta manera sí hay cosas que son posibles de conseguir y que facilitan mucho la emancipación de la gente joven. Estas propuestas, en algunos casos, están reflejadas en el mismo acuerdo de gobierno entre PSOE-UP.
La primera medida que debería tomarse, más allá de las bonificaciones, es la regulación de los alquileres: no podemos seguir viviendo con la incerteza de las subidas que se llevan dando estos años hasta el punto de ser inaccesible para muchas (jóvenes y no tan jóvenes). Si con los Test de Antígenos se ha entendido que era una necesidad con la que no se debía especular y se le ha marcado un precio máximo, de la misma manera la vivienda es una necesidad básica (sin el “pero” de cierto exministro que decía que era un bien de mercado). Esta es una primera propuesta que además está entre los compromisos programáticos del mismo gobierno. Toca no solo hacer un esfuerzo desde lo público, sino que los privados entiendan que la vivienda es un derecho.
Por otro lado, una de las grandes políticas que ya están en las prioridades de algunas administraciones como el Ayuntamiento de Barcelona es la adquisición de vivienda pública, pues en esta ciudad se ha doblado el parque público de vivienda con un gran compromiso por no venderla y entrar en el círculo especulativo como sí han mostrado ciudades como Madrid que en el mandato de Ana Botella se vendió una parte importante de la vivienda pública de la ciudad a un fondo buitre que seguidamente acosó a sus vecinos para subir el precio del alquiler.
Hoy en día Barcelona con unos recursos muy limitados es un ejemplo de hacer todo lo posible para liberar vivienda a precios decentes. Por ello, hay que acompañar estos esfuerzos de recursos, y en el caso del Estado, hay presupuesto suficiente para dar un buen empujón en adquisición de vivienda pública, y no solo de construcción, sino proponer sin miedo herramientas legales como puede ser la expropiación y facilitar herramientas de adquisición de vivienda, sobre todo frente a los fondos buitre que juegan con ventaja a la hora de adquirir de manera rápida grandes cantidades de vivienda. Necesitamos más vivienda pública y hay que comenzar a explorar opciones más allá de construir, aprovechando la vivienda existente, concentrada en manos de grandes empresas que mantienen esos pisos vacíos por subir el precio. Por ejemplo, una propuesta del Sindicat de Llogaters era que a partir de 2 años de tener el piso vacío se valorará la expropiación del mismo (por mencionar una referencia).
Una de las grandes piedras en el difícil camino de la emancipación son las fianzas descontroladas, y los avales desmesurados, además de múltiples prácticas ilegales como pedir nóminas e incluso movimientos bancarios como hacen algunas inmobiliarias hoy día. En este sentido creo que debemos poner sobre la mesa que sea como máximo un mes de de fianza y en el caso de mobiliario hasta 2 meses (una propuesta también realizada por el SLL), haciendo que los honorarios de las inmobiliarias fueran a cargo del propietario que es quién ha adquirido sus servicios y no del inquilino.
Pero no todo van a ser medidas sobre la misma vivienda, pues si algo sabemos bien las jóvenes es de los malabares de una vida precaria, de unos sueldos que no llegan para poder construir un proyecto autónomo de vida. Es por ello que para poder emanciparnos en unas mejores condiciones, necesitamos estabilidad e ingresos decentes, creo que la reforma laboral que propone Yolanda Díaz, siendo algo modesta en su contenido, es revolucionaria para muchas que solo hemos tenido trabajos precarios y temporales. Que de pronto la ley diga que debemos tener contratos indefinidos por defecto es una gran noticia, que además se suba el SMI todos los años y se profundice en las políticas activas de empleo son, sin lugar a dudas, grandes avances a la hora de mejores condiciones para la gente joven.
Pero no todo será hablar de los y las jóvenes con trabajo, también debemos plantearnos cómo abordar la emancipación en entornos sin ingresos, como puede ser programas de becas-salario para cubrir lo que viene a ser la parte de las jóvenes que estudia para garantizar la suficiencia de ingresos para poder estudiar por ejemplo entre otras medidas que garanticen que los y las jóvenes podemos desarrollar un proyecto digno de vida más allá de aquello productivo.
En definitiva, la emancipación de la gente joven y nuestras perspectivas de futuro tienen mucha relación con lo que se puede hacer y debemos presionar para que cosas como la regulación de los alquileres o la reforma laboral salgan adelante, porque nuestro futuro depende de ello.
Foto: Clara Soler Chopo