Desgraciadamente cada vez son más habituales las concentraciones de grupos de personas ante las clínicas de interrupción voluntaria del embarazo de nuestro país, que asedian y violentan a mujeres que deciden abortar y al personal médico que trabaja. Pero, ¿qué tienen que ver estos graves ataques contra el derecho al aborto con el grupo Ordo Iuris, que ha conseguido la prohibición casi total del derecho del aborto y la implementación de las “zonas liberadas de personas LGTBIQ” en Polonia, o con el nombramiento de la jueza antiabortista Amy Coney Barret en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, o con la campaña anti-género “Con mis hijos no te pongas”, clave para que por Bolsonaro llegara al poder en el Brasil?
Pues que estas prácticas de acoso en las clínicas que practican abortos parecen aisladas y llevadas a cabo por grupos de fanáticos religiosos, pero corresponden a todo un conjunto de acciones que conforman una estrategia de carácter transnacional; un entramado internacional organizado que diseña sus acciones de manera colectiva y que recibe importantes sumas de dinero las cuales, después de definir unas acciones determinadas en el ámbito internacional a espacios como el Congreso Mundial de Familias, las implementan en cada territorio o país del mundo. Todo ello, además, conformado por una multitud de actores (parlamentarios, ministros, jefes de estado, grupos fundamentalistas, multinacionales, jueces y partidos fascistas y de extrema derecha, con el apoyo de algunas de las iglesias principales, como la católica o la evangélica) alrededor de un objetivo común: el ataque a los Derechos Sexuales y Reproductivos de las mujeres y a los derechos de las personas LGTBIQ. Para algunos de estos actores, estos objetivos forman parte de su ADN pero para otros se trata solo de un medio para llegar al poder e imponer una agenda política y económica neoliberal.
A esta concusión se llega en el dosier sobre “La ofensiva fundamentalista internacional contra el derecho al aborto” editado por el Observatorio de Derechos Sexuales y Reproductivos, un espacio impulsado desde la Asociación de Derechos Sexuales y Reproductivos (https://lassociacio.org/) con el objetivo de ofrecer un lugar de denuncia sobre la vulneración de los Derechos Sexuales y Reproductivos (DSiR) en Catalunya. El Observatorio recoge y estudia los casos recibidos, y también analiza los datos para hacer públicos informes sobre la vulneración de los DSiR que ayuden a incidir y transformar las políticas públicas y los servicios destinados a garantizarlos.
El último informe correspondiente al año 2021 destaca las denuncias vinculadas al acoso a usuarias y profesionales en las clínicas de Interrupción Voluntaria del Embarazo. En el informe se afirma que no son hechos aislados, sino “acciones concretas que forman parte de una estrategia y diseñadas en el espacio internacional por un conglomerado de diferentes actores”.
Así, en el Dosier complementario al informe se desgrana este fenómeno, el cual se fundamenta en la sinergia perfecta y oportunista entre los grupos fundamentalistas que tienen como objetivo principal el ataque a los Derechos Sexuales y Reproductivos y los nuevos partidos fascistas y de extrema derecha, que se destaca como un elemento diferenciador con otras fases reaccionarias anteriores. Concretamente, en el informe se analizan en detalle las vinculaciones del proyecto Ambulancia vida, una campaña antiabortista impulsada por Derecho a Vivir, que pertenece al grupo fundamentalista español HazteOir, fundado Ignacio Arsuaga que es a la vez el fundador del grupo fundamentalista internacional CitizenGO, con más de 14 millones de miembros, desde grupos ultra católicos a partidos de ultraderecha y fascistas, y que tiene importantes vínculos con el partido de extrema derecha VOX. Arsuaga también forma parte de las juntas directivas de grandes grupos fundamentalistas antiderechos y antigénero que operan a nivel internacional como son Family Watch International o Political Network for Values, que es la rama internacional de Valores y Sociedad, fundada por el exministro del Partido Popular Jaime Mayor Oreja, quien también impulsó la plataforma de europarlamentarios One of Os, con el objetivo de eliminar los DSiR.
Almudena Rodríguez, responsable de incidencia política e internacional de la Asociación de Derechos Sexuales y Reproductivos y coautora del informe destaca lo siguiente: “el ataque al aborto va más allá de una reacción al auge del feminismo, sino que tiene que ver con la imposición de un modelo económico neoliberal que necesita ejercer violencias contra buena parte de la población, un modelo depredador que nos empobrece a todos y todas y que ataca frontalmente a las democracias por todas partes; es capital compartir la información sobre este entramado transnacional que además utiliza el espacio virtual y las redes sociales como un elemento clave para crecer y captar audiencia”.
Así, los mecanismos para imponer una agenda ultra conservadora, articulados alrededor de la retórica del miedo y de la utilización del concepto “ideología de género” se han implementado primero en América Latina, donde el ejemplo más paradigmático es en el discurso de investidura de Bolsonaro en Brasil, donde se compromete a luchar contra la ideología de género. A continuación, las mismas estrategias y eslóganes se repiten a Europa y los Estados Unidos con resultados como la casi prohibición total del aborto en Polonia, la eliminación en las escuelas públicas de Hungría de las enseñanzas relacionadas con la diversidad de género, la retirada de Turquía del Convenio de Estambul contra las violencias machistas, la criminalización de las personas LGTBIQ en Rusia, la celebración en Croacia de un referéndum contra el matrimonio entre personas del mismo sexo o la aprobación de la ley del latido del corazón en diferentes lugares de los Estados Unidos para acabar con él derecho al aborto. Pero no hay que ir mucho lejos, tenemos casos muy próximos como Madrid, con la declaración de municipios por la vida con el objetivo de prohibir el aborto o los recientes y graves ataques a los derechos de las personas LGTBIQ, o en Andalucía con la eliminación de fondos públicos para las asociaciones feministas y de derechos de las mujeres.
Estos discursos de odio contra la llamada “ideología de género” y los ataques contra los Derechos Sexuales y reproductivos nos tiene que interpelar a todo el mundo; no se pueden aislar de los discursos de odio racistas, o los de la criminalización de la pobreza, por ejemplo; también ponen de manifiesto el valor del trabajo que llevan a cabo las defensoras de los DSiR por todas partes, que están a la primera línea de los ataques de estas ofensivas fundamentalistas, y que continúan dando la cara por los derechos de las mujeres y de la población LGTBIQ en unas circunstancias cada vez más difíciles y con un casi inexistente apoyo por parte de los organismos de cooperación internacional.
También se hace patente que lo que pasa al otro lado del mundo tiene que ver con lo que pasa a nivel local y viceversa; la globalización de los discursos de odio está teniendo consecuencias en el retroceso de los derechos de todas y a todos los continentes. El lema “Si nos tocan a una, nos tocan a todas” es más vigente que nunca; ante los entramados que buscan apuntalar un sistema neoliberal depredador y una sociedad ultra conservadora, donde los derechos son solo para una minoría, hay que establecer redes de alianzas por los derechos y la democracia, partiendo de las redes de ciudades y pueblos y organizaciones municipalistas, de los partidos progresistas, las organizaciones feministas y de defensa de los Derechos Humanos, así como de la sociedad civil organizada entrelazando la acción a nivel local, nacional, europeo e internacional. Y sobre todo, tenemos que incorporar la defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos en la lucha por la justicia social y, de manera urgente, en las estrategias políticas contra la extrema derecha global, puesto que se encuentran en el centro de la ofensiva fundamentalista internacional contra la democracia.
En este sentido, con esta columna, comenzamos un espacio de debate quincenal que con el título Una ventana al mundo, quiere analizar la realidad global desde una perspectiva local y de transformación municipalista.
Foto: Elvert Barnes