
#mismosperrosmismaley: Cuando el director general de derechos de los animales, Sergio García Torres, se hizo una gira por España para compartir con organizaciones y entidades sociales animalistas, colegios veterinarios, de la abogacía, mundo rural, comunidades autónomas, entidades locales y mucha más gente, que yo sepa, en que consistiría la futura Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los Animales, enseguida pensé que ya era hora que en España hubiera una ley lo más cercana posible a la gran sensibilidad que en este país estamos demostrando la gente común con los animales. No era ningún secreto que a una minoría no le iba a gustar para nada esa ley, primero porque la impulsa un ministerio de Unidas Podemos y eso hace saltar automáticamente los resortes a una oposición de derechas y de ultra derecha, con su tabarra incesante y lo segundo, porque está más que demostrado, en España si deseas proteger derechos de cualquier tipo, algunos ven amenazados sus privilegios y de eso sí que nos enteramos por los medios convencionales.
En ese “grupie” opositor a la ley siempre pensé en los dirigentes de esos clubs de señoros y señoritos, que se hacen llamar federaciones de caza o en el mundo de la tauromaquia, que a pesar de que esta ley no les toca nada, tontos no son y es posible que vean en ella un “si ves poner las barbas de tu vecino a remojar”.

Lo que nunca me imaginé, ni siquiera en esos días que lo veo todo oscuro por culpa de lo mal que deja charcastrology a los sagitarios, es que un exlendakari socialista, que se le supone sin casposidad, por vasco y de izquierdas, saliese al patio del Congreso para anunciar que su grupo parlamentario presentaría una enmienda a la ley presentada por su Gobierno, para no hacer enfadar a sus barones de la ruralidad, entendida la ruralidad como un mundo yermo de ideas, patriarcal, de fincas de pelis del oeste y de tractores más caros que un coche eléctrico de alta gama.
Pues así ha sido, el PSOE pretende que se excluya de la ley a perros y animales que se utilicen para para eventos deportivos, cetrería, caza, rehalas, pastoreo, guardianes e incluso a los utilizados por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que trabajan para detectar drogas, explosivos o rescates. Con esta enmienda del grupo socialista se pretende crear un mundo que se divida en dos. El yorkshire de tu tía abuela y el pastor alemán que se pasea por la T1 del Prat, que por mucho que se parezca a Rex y su cuidador lo quiera a morir, en derechos tendrá los mismos que una oruga. Lo preocupante del mensaje que se da con esta enmienda es que si un cuidador o cuidadora tiene pistola, rifle o escopeta, pues como perro o perra ya la has cagado. Y así se ha puesto el grito en el cielo, precisamente los perros que son utilizados para caza, los más vulnerables, los que más necesitan protección, no podrán estar protegidos.
Esta bravuconada ha obligado, otra vez, a las organizaciones y entidades animalistas, protectoras, gente sensible con el bienestar animal a tener que salir a las calles con el lema #mismosperrosmismaley. Cómo si la gente no tuviéramos trabajo. Nos pasamos el día, tirando del voluntariado y rascándonos nuestros bolsillos, para mitigar aquello que las administraciones no hacen o no llegan con sus recursos esqueléticos destinados a bienestar animal y protección de la biodiversidad. Pues así es, hemos tenido que dejar las protectoras, los refugios, los santuarios y nuestros canales de twich desatendidos unas horas para ir a las puertas del Congreso o la puerta de Ferraz para exigir que retiren esa enmienda. Mientras tanto los verdaderos verdugos de los derechos de los animales viven tan ricamente y pueden dedicarse a lo que más saben: esparcir bulos para manipular la información sobre la ley, destinando horas y horas en programas de máxima audiencia de los fachamagazines.
Resumiendo. El PSOE se ha convertido en la diana de las protestas de quienes defienden esta ley, mientras, dirigentes de Vox, disfrazados con bata de veterinario, van al programa de la Terradillos (Cuatro al día) a decir que en este país no podremos tener un periquito en casa. Véase como lo destapa mi admirado contrabulista Julian Macias en Pandemia Digital.
Así pues, un autobús rojo, con una foto del presidente Pedro Sánchez y un galgo colgado de una soga, recorre las principales ciudades de España, con el hastag #mismosperrosmismaley. Y yo me pregunto ¿Ha valido la pena meterse en este follón?