
No estamos solos. Saber lo que le ocurre a la gente de otras culturas en otros países y en otros continentes es importante para nosotros, y este es el propósito de esta sección: mantenernos informados sobre lo que pasa fuera de casa analizando los hechos con valores propios. El mundo que rodea nuestro “pequeño” universo está lleno de seres que, como nosotros, se enfrentan al reto cotidiano de sobrevivir. A distintas escalas, con más o menos dureza según el rincón del planeta al que miremos, siempre los más privilegiados disponen de recursos y ventajas que los desfavorecidos no tienen, que tal vez nunca tendrán si no aciertan en las acciones que adopten para lograr un futuro mejor. La desigualdad impera en este mundo en el que millones de personas sufren y mueren víctimas de la violencia de otros. Por eso necesitamos saber, no solo por curiosidad intelectual, sino para aprender de los errores ajenos y diseñar un futuro mejor y más solidario para todos. En definitiva, por muchas diferencias que haya entre ellos y nosotros el mundo es cada día más global y nuestros destinos y los suyos están entrelazados. La historia avanza en esa dirección.
¿Quién habría pensado hace unos años que el Partido Socialista Chileno acabaría siendo bisagra en las elecciones presidenciales de 2021? Y que el poderoso Partido Demócrata Cristiano desempeñaría un papel similar? Faltan pocos días para que Chile elija en segunda vuelta electoral al jefe de la República entre el ultraconservador José Antonio Kast y el progresista Gabriel Boric.
Esta cita, prevista para el 19 de diciembre, está muy polarizada y llena de incógnitas. Ambos candidatos tratan de instalarse en el Palacio de la Moneda después de haber triturado el modelo político que se impuso en las urnas desde el final de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990. Los partidos tradicionales de la Concertación por la Democracia (democristianos y socialistas), protagonistas desde la caída del dictador hasta 2014, han sido superados de largo en esta primera vuelta, y también el entorno político del actual presidente, el millonario Sebastián Piñera, que no acaba de aclarar si ahora se decantará por Kast, devolviéndole así el favor que el actual aspirante conservador le hizo a él en las presidenciales de 2017. Lo lógico es que así sea, se haga público o no algún tipo de acuerdo.
Simplificando mucho, podríamos decir que Kast es equivalente a Santiago Abascal y Boric, al Pablo Iglesias del 15-M. El primero defiende el legado de Pinochet, se declara admirador de Ronald Reagan y Margaret Thatcher y sigue los postulados de Donald Trump y Jair Bolsonaro, aunque en estos momentos en público evite alabarlos. Boric, de 35 años, se mueve en un entorno similar al de Unidas Podemos y sin duda se mira en su ejemplo. Reclama una mayor intervención del Estado en asuntos sociales, en concreto subsanar las grandes carencias en pensiones, sanidad pública y educación, los tres temas en los que la Concertación fracasó, que desataron las protestas populares de finales de 2019 y dejaron una treintena de muertos sobre el asfalto.
Aquellos disturbios consiguieron imponer a Piñera el compromiso de redactar una nueva Constitución que sustituya a la de Pinochet. La asamblea constituyente elegida para ese fin ya está trabajando, aunque su entrada en vigor está previsto que sea varios meses después de la elección de presidente y la renovación de ambas cámaras, que también se elegirán este 21 de diciembre.
Los apoyos que cada uno de los candidatos van a recibir han sido fijados de antemano. Boric recibirá el grueso de votos de la izquierda y del centro democristiano, Kast el de la derecha pura y dura. La ventaja de la segunda vuelta es que, excepto que haya odios enconados, hay menos lugar para la dispersión del sufragio. Pero sabemos muy bien que muchas veces las encuestas no reflejan la verdadera intención de los votantes. En poco días volveremos sobre este candente tema que puede tener repercusiones inesperadas.
Chile es el primer país del mundo que intentó llevar a cabo una revolución socialista por la vía democrática, con apoyo del Partido Comunista Chileno (que sigue en la más estricta ortodoxia). Esa vía descarriló por el golpe que dieron los militares con ayuda de Estados Unidos el 11 de septiembre de 1973. En el alma del PSCh viven superpuestas sus dos almas: la de Salvador Allende, artífice de la reforma agraria, y la de Ricardo Lagos, que gestionó sin apenas reformas la herencia neoliberal de la dictadura. Si algunos votantes de la Democracia Cristiana y los socialistas cumplen con los compromisos de alcance social que en teoría han asumido en los últimos tiempos, Boric puede ganar, pero ya veremos. Aunque no hay datos fiables, algunos ciudadanos temen un anti-golpe por parte de Kast, quien siguiendo las enseñanzas de Trump habla insistentemente de que habrá “pucherazo” en su contra.
Foto: Biblioteca del Congreso Nacional de Chile