Cada sábado y domingo, las calles de Sants y Gràcia se transforman en espacios para las personas gracias a la iniciativa Obrim Carrers, una propuesta herencia del gobierno de Ada Colau que busca liberar la ciudad del tráfico de coches y motos, promoviendo una vida urbana más saludable y sostenible. Durante estos días, el eje Creu Coberta – calle de Sants y Gran de Gràcia se convierten en áreas pacificadas, donde las familias, ciclistas y peatones pueden disfrutar de actividades al aire libre, fomentar la vida comunitaria y aprovechar el comercio de proximidad.
Desde su implementación, esta medida ha demostrado ser un motor para la economía local. Según un informe de la consultora Laborde Marcet, las tiendas ubicadas en tramos pacificados experimentan un aumento de ventas del 30% en comparación con las ubicadas en calles más transitadas, con aceras estrechas y dominadas por el tráfico. Este auge comercial también ha hecho que los locales comerciales se revaloricen hasta un 20%, generando preocupación entre algunos comerciantes por el posible incremento del precio del alquiler en el futuro.
Más allá del impacto económico, Obrim Carrers ha mejorado la calidad de vida de los vecinos, quienes han adoptado estas zonas como espacios de socialización y recreo. “Donde antes solo veíamos coches y ruido, ahora encontramos vecinos paseando, niños jugando y ciclistas recorriendo las calles sin preocupaciones”, comenta una residente de Sants. Además, las relaciones entre los comerciantes y los vecinos se han fortalecido, creando un ambiente de mayor colaboración y apoyo mutuo.
Aunque las bicicletas y patinetes están permitidos en estas áreas, deben circular a baja velocidad para respetar la preferencia de los peatones, garantizando un uso seguro y responsable de las vías. Las actividades que se organizan en colaboración con las entidades vecinales y comerciales también fomentan la participación ciudadana, convirtiendo las calles en espacios vivos y dinámicos.
El éxito de Obrim Carrers en Sants y Gràcia ha puesto de manifiesto la necesidad de repensar la ciudad en clave de sostenibilidad y bienestar social, con el transporte público y las zonas peatonales como protagonistas. La iniciativa ha conseguido no solo reducir la contaminación y el ruido, sino también revitalizar el comercio de barrio y fortalecer el tejido social de los distritos.