En Viena, una ciudad con alrededor de dos millones de habitantes, un gran porcentaje del parque inmobiliario está en manos públicas debido a más de un siglo de esfuerzos continuos en políticas de vivienda. Actualmente, la ciudad dispone de más de 220.000 viviendas en arrendamiento público y otras 200.000 aproximadamente subvencionadas.
Modelo de vivienda pública en Viena
El modelo vienés se ha convertido en un referente para otras ciudades europeas que buscan soluciones para combatir los elevados precios del mercado inmobiliario. En Viena, el 78% del stock total de viviendas es de alquiler, y de ese stock, el 60% está fuera del mercado y es ofrecido a través de precios tasados por la administración. Cabe destacar que del total de viviendas en alquiler, el 90% es regulado o vivienda social, y solo el 10% es completamente privado.
Impacto en los precios del alquiler
Esta oferta pública asequible compite con el sector privado, logrando controlar los precios del alquiler. En Viena, se paga una media de 9,8 euros por metro cuadrado, frente a los 19 euros por metro cuadrado de Madrid. Además, los vieneses destinan aproximadamente un 18% de sus ingresos a la vivienda, mientras que en Madrid se supera el 30%. Todo esto se ha conseguido gracias a una inversión anual de 500 millones de euros en vivienda y a un modelo de colaboración público-privado distinto al de España.
Desafíos y estrategias
La administración vienesa regula estrictamente los alquileres y da poder a asociaciones sin ánimo de lucro o con fines de lucro limitado. Estas entidades reinvierten parte de sus beneficios en construir más viviendas o en mantenimiento, asegurando así que la vivienda sea asequible y de calidad para una gran parte de la población.
Comparación con otras ciudades
El ejemplo de Viena demuestra que es posible garantizar el acceso a una vivienda asequible de forma prácticamente universal. Aproximadamente el 70% de la población de la ciudad puede acceder a una vivienda protegida con un contrato de alquiler indefinido, lo que incluye tanto a la clase trabajadora como a buena parte de las clases medias. Las ciudades españolas, como Barcelona, podrían tomar nota de este modelo para mejorar sus políticas de vivienda y adaptarlas a sus propias realidades.
En resumen, Viena sigue construyendo una media de 7.000 viviendas protegidas al año, y cuenta con regulaciones que limitan la duración de los alquileres turísticos, medidas que contribuyen a mantener un mercado inmobiliario más accesible para todos sus residentes.
Foto: elpais.com